(*) El presente
trabajo se ha realizado en el marco de los proyectos de
investigación Gonzalo Torrente Ballester (FF/2008-01615/FILO) y La
producción del lugar. Cartografías literarias y modelos críticos
(FF/2010-15699) financiados por el Ministerio de Ciencia e
Innovación.
A más de doce años de
su desaparición y recién transcurrido ya el año de su centenario,
no parecerá inoportuno (como tampoco oportunista) que dirijamos con
este número una mirada atenta, desde la segunda década del siglo
XXI, a la trayectoria y la significación de uno de los escritores
españoles más relevantes del s. XX, Gonzalo Torrente Ballester
(Ferrol 1910-Salamanca 1999), y al estado en que se encuentra su
estudio —al cual, al mismo tiempo, pretendemos modestamente
contribuir.
El lugar en el
canon
A diferencia de lo
sucedido durante la mayor parte del s. XX y la vida del escritor,
parece consolidado su lugar en el canon literario español, si bien
una lectura con más detalle de los programas y manuales de
Literatura, en relación a otros nombres de su generación, como Cela
o Delibes, o, en cuanto a su dimensión renovadora de la novela
española de posguerra, de autores posteriores como Martín Santos o
Juan Goytisolo, manifestaría la persistencia de una posición
discreta en el mismo, y no exenta del riesgo de la desatención o el
olvido futuros. Y ello pese a no haber carecido en los últimos años
de los instrumentos institucionales necesarios para combatirlos,
tales como una fundación cultural, un grupo de investigación
universitario, una revista académica o diferentes colecciones
editoriales propios. El impacto de estos agentes en la última
década, en cualquier caso, resulta evidente: si hasta hace 10 años,
cuando se cumplían 30 años de La saga/fuga de J.B., una de las
novelas más renovadoras y deslumbrantes del s. XX, la reedición de
sus obras, así como las publicaciones críticas sobre las mismas,
eran casi inexistentes, en la actualidad, a punto de cumplirse los
40 años de la publicación de aquella, la novela se ha reeditado sin
cesar (véanse al respecto la edición de Carmen Becerra y Antonio J.
Gil en Clásicos Castalia (2010), o la reciente de RBA (2011), con
introducción de Santos Sanz Villanueva), ha aparecido asiduamente
en los repertorios de mejores novelas del s. XX, se ha reeditado
prácticamente la totalidad de su obra en distintos sellos
originales (Alianza, DeBolsillo —aunque nunca se reanudase el
proyecto inconcluso de su Obra Completa original iniciado en
Destino—), han aparecido numerosas monografías y estudios
críticos sobre su obra o se le han dedicado diversos congresos
internacionales (Pontevedra, Poznan, Bérgamo, Kiel, Vigo, Munster,
etc.). Finalmente, en 2010, su centenario, promovido por la
Sociedad de Conmemoraciones Estatales ha supuesto un formidable
espaldarazo a su difusión, en forma de publicaciones, reediciones,
exposiciones, audiovisuales, etc. Pero de esta manera, con toda
probabilidad, los factores contextuales han alcanzado, por lo que
toca a Gonzalo Torrente Ballester, el grado máximo de su expresión.
A partir de ahora, tenderán lógicamente a disminuir su intensidad y
eficacia, y su obra, su significación y visibilidad pública habrán
de sostenerse, en lo fundamental, por sí mismas. Y en un contexto
internacional, crecientemente globalizado, que a tenor del escaso
número de traducciones disponibles (ninguna al inglés, por
ejemplo), le ha sido poco o nada favorable, pese a tratarse de uno
de nuestros escritores más directamente conectados, como veremos,
con las mejores tradiciones literarias europeas.
El lugar en el
público y los medios
Resulta predecible
que el espacio de esa visibilidad futura, como el de la literatura
misma, sea cada vez más conflictivo en términos simbólicos y de
prestigio social, con respecto a otros medios y otras narrativas
más propicias a otros Torrente. Paradójicamente, también cada vez
más dependiente de esos mismos medios con los que la literatura
compite. Torrente Ballester, ha sido, en este sentido, un caso
proverbial. Y pese a ello, no deja de resultar sorprendente que un
escritor tan complejo y en ocasiones difícil, se convirtiese en
popular en los años ochenta gracias a la televisión y al éxito de
la adaptación de Los gozos y las sombras, producto de sus más
tempranas y menos ambiciosas concepciones del oficio; ni que,
pasadas tres décadas desde aquel momento, y prescrita la época de
las adaptaciones de clásicos de la literatura española a la
televisión, la inauguración de las emisiones digitales a la carta
de Televisión Española correspondiese a dicha serie por encuesta
popular. Este hecho, unido al moderado éxito del paso de su obra
por el cine, alcanzado por El rey pasmado, deja abierta las puertas
al proceso de adaptabilidad de otros de sus títulos, acaso cada vez
más improbable. En una escala distinta, se pueden encontrar
recientemente otras intermedialidades narrativas, como la novela
gráfica de Jaime Asensi, Fragmentos de Apocalipsis, o la
ilustración por parte de Miguelanxo Prado, máximo exponente del
cómic gallego y español, de El cuento de sirena.
Los lugares
críticos
Con el presente
monográfico, pretendemos revisitar el estado de la cuestión de
algunos de los lugares comunes en la crítica torrentina, y al mismo
tiempo, afrontar algunos otros menos explorados o incógnitos hasta
el momento. Para lo primero, hemos pedido su parecer a siete de los
más prestigiosos teóricos, críticos o historiadores de la
literatura española (D. Villanueva, J. M.ª Pozuelo, Á. Basanta, R.
Senabre, F. Valls, César Antonio Molina y J. A. Pérez Bowie) y a
tres autores representativos de momentos y estéticas diferentes de
las literaturas gallega y española (Xosé Luis Méndez Ferrín, José
M.ª Merino y Germán Sierra) en forma de encuesta y a modo de
balance crítico introductorio.
Para lo segundo,
presentamos aquí siete artículos que abordan sendas líneas de
investigación no frecuentadas por la crítica torrentina: desde el
relevante papel concedido al juego con los géneros narrativos
populares, como el policíaco (Carmen Becerra), las relaciones con
las poéticas americanas del realismo mágico (Arturo García Ramos),
la función de lo fantástico como elemento sistémico en relación con
los repertorios literarios gallego y español (Florentino Pérez
García) hasta el tratamiento del erotismo en sus novelas (Marta
Álvarez). Y ya relacionados específicamente con algunas de sus
obras, en los tres trabajos restantes, Joana Sabadell-Nieto dará
noticia del contenido del archivo secreto custodiado por la
Universidad de Albany, sus diarios del período 1954-1964 reunidos
bajo el título de Mi fuero interno, ya en proceso de edición
transcurridos los diez años de su fallecimiento; Vicente Luis Mora
analizará algunos de los procedimientos de objetivación
narrativa presentes en La saga/fuga de J.B., y, por último, Domingo
Ródenas demostrará inequívocamente la directa conexión del proyecto
de Las historias de humor para eruditos, y de la poética torrentina
en su conjunto, con el arte nuevo del modernismo y la novela de
vanguardia de nuestra Edad de plata.
Con todo ello, se
perfila cada vez con más claridad, y desde las diversas posiciones
teórico, críticas o metodológicas empleadas, la figura histórica de
un Torrente Ballester, no ya como el escritor solitario y siempre a
contracorriente de las tendencias y modas dominantes, sino,
paradójicamente, como el imprescindible eslabón perdido en la
cadena de trasmisión de las mejores tradiciones literarias y
renovadoras del modernismo, la experimentación formal, el juego
metaficcional y la deconstrucción del relato posmoderno en la
literatura española del siglo XX; y de quien logró hacerlo, rizando
el rizo de la máxima dificultad, sin merma del interés argumental y
del legado al imaginario colectivo de una galería de personajes
—y de yoes— narrativos inolvidables.
A. J. G.
G.—UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA. GRUPO DE
INVESTIGACIÓN TORRENTE BALLESTER
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